Desde la pintoresca intersección de las calles París y Londres hasta el cerro Santa Lucía y en el medio su gente que la habita como cualquier otra metrópolis del mundo, con sus cosas buenas y malas, pero distinta a todo lo que conocía. Entender los horarios, las distancias y como moverme en un día para conocer lo más posible se contraponía a mi objetivo principal del día siguiente, ya que no quería llegar agotado a la carrera, donde tenía que subir y bajar el cerro entre una multitud para conseguir alguna fotografía.
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